​Esta exposición reúne obras de los artistas Alicia Villarreal,  Arturo Duclos, Carlos Gallardo, Mario Soro y Silvio Paredes, quienes formaron un colectivo de vanguardia mientras eran estudiantes de los talleres de grabado de la Escuela de Arte UC. Este colectivo desarrolló su producción entre 1978 y 1982 en el contexto de los cursos que tenía a su cargo el artista y profesor Eduardo Vilches, quien más tarde sería galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas.

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Artistas del Desplazamiento rescata eventos de la historia del arte chileno asociados a este grupo, visibilizando obras de época y registros de intervenciones, muchas de ellas de carácter efímero. Las obras fueron realizadas al alero de las prácticas del grabado, utilizando los conceptos clásicos de éste (matriz, soporte, copia, edición) pero variando los procesos, las herramientas y las maneras de hacer, produciendo piezas singulares que se congregaron bajo la noción de desplazamiento del grabado. Transmutando algunos de los conceptos del grabado, esta operación permitió desarrollar intereses y obras particulares en consonancia con ideas y producciones artísticas que se gestaban fuera de las estrechas fronteras político-culturales del momento, ideas que eran compartidas y discutidas en un espacio colectivo paralelo al sistema formal de enseñanza, poniéndolas en relación, además, con otras materias que ofrecía el ámbito universitario. 

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El término desplazamiento artístico del grabado aparece recogido por la crítica de arte Nelly Richard en Márgenes e instituciones, libro que reconoce el paradigma que se produce en los talleres de la UC “donde —a diferencia de lo que ocurre en el resto de las escuelas de arte— se permite ahí cuestionar y reformular lo academizado por los ritos de la enseñanza universitaria”. En un momento de mucha ebullición intelectual y casi en la clandestinidad, el trabajo de estos jóvenes estudiantes cobró especial interés por sus lenguajes renovados e innovadores, lo que culminó en la invitación de Richard al gran envío de arte chileno a la Bienal de París de 1982. 

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La producción de este grupo de artistas hizo aportes fundamentales, tanto al desarrollo del lenguaje como a la reflexión estética y política del período. Cabe hacer notar que estas obras, en su gran mayoría, no han sido exhibidas con anterioridad. Sin embargo, dejaron un legado en otras generaciones que trabajaron -y aún lo hacen- bajo nuevos contextos, intensidades y motivaciones.